En 2009 la marca Pepsi decidió promocionar su nuevo producto Pepsi Max y el nuevo estadio de los Yankees regalando 500 entradas para el partido de la inauguración.
Así a simple vista no parece una mala acción publicitaria pero realmente se le fue de las manos.
Una multitud de fans de los Yankees esperaban en la cola para recoger sus entradas cuando la marca anunció que tan solo se repartirían 100 entradas y para partidos que se celebraría en Junio.
Miles de personas indignadas comenzaron a gritar «Pepsi Sucks» (Pepsi apesta), a protestar e insultar a la marca, a tirar latas por la calle…
Sin duda, lo que prometía ser una buena manera de promoción acabó perjudicando a la marca de una manera abismal. Con esto queda claro que no todo vale, que si prometes algo has de cumplir con tu palabra si no quieres que las consecuencias sean negativas, que con el público no se juega en la guerra del marketing.
A continuación os adjunto un vídeo que demuestra los catastróficos resultados de la campaña.
Alejandra Martínez - Publicidad 